Tres veces te dije que te ocuparas de tus cosas. Tres veces te lo pedí. Sin siquiera voltear a verme, me ignoraste y seguiste con tu lista de acusaciones. Tus recriminaciones llegaron al límite. Me hastiaron tus miradas y tus muecas. Solamente sentí un calor interno y de pronto, ya no supe de mí. Lo próximo que recuerdo son los jirones de tu cuerpo enredados entre mis manos. Te lo pedí ¿Recuerdas? Ahora deberás escuchar mis recriminaciones sin que puedas contestarme nada. Hasta que los ojos se te pongan en blanco y sólo puedas mover la cabeza para asentir a todo lo que te diga.
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Thursday, July 28, 2005
11:24 AM - Cuenta hasta diez...
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